Umpiérrez " Boca intententó capitalizar con las inferiores"

Posted by Eventos & Marcas on 20:17


El ex lateral izquierdo de los tres clubes correntinos que llegaron al fútbol profesional hoy trabaja en la séptima división “aurirroja” que participa de los torneos de AFA. Cree que hay que aprender de la experiencia. Fue campeón de América con Peñarol, jugó en la selección juvenil de Uruguay y hace su vida en Corrientes. 

Fuente: diarioepoca.com - Autor: Gonzalo Contreras Ortiz (@gonzalocontra)

"Manzanita” ó “Umpi”, como prefieran, así le dicen y no le molesta porque la sencillez de Sergio Daniel Umpiérrez permite un contacto directo, llano, sin tanta distancia que otros sí aplican. Tal vez sea porque el uruguayo llegó en 1993 a Corrientes de la mano de Eduardo Seferián. Pero, luego de Mandiyú, fue campeón de la B Nacional con Huracán Corrientes y hoy dirige una división de Boca Unidos que participó por primera vez en un torneo de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).

Allí está el camino de los clubes, en las inferiores, en la apuesta del trabajo a futuro y él lo sabe. Por eso, resalta que está en una entidad que “supo capitalizar las experiencias de Mandiyú y Huracán”, lo bueno y lo malo, y ahora busca sacar provecho de eso.

Jugó en Peñarol de Montevideo con el que fue campeón de América en 1987; defendió los colores de la selección uruguaya en juveniles. Fue campeón en su país con Bella Vista -primer logro del equipo en 70 años de historia-; jugó en el “albo”, el “azulgrana” y cerró su carrera en Belgrano de Córdoba. Luego volvió al fútbol para defender los colores de Boca Unidos en el Argentino B, aunque antes había dirigido a Huracán en el torneo Argentino A y a Textil Mandiyú en la Liga.
Está disconforme con el manejo de la entidad madre del fútbol correntino al punto que no quiere dirigir aquí, pero mientras tanto se enfoca en las inferiores de Boca Unidos para tratar de pulir algunos posibles diamantes.
Solitario, porque la vida parece formar así al futbolista promedio, según él lo cuenta, disfruta de su hija nacida en estas tierras que se llama Grima, un nombre que significa “pequeña porción de algo”, como su carrera, la que le permitió ganarse un lugar en Corrientes que lo adoptó como uno más en el Taragüí.
 
Trabaja por el futuro
El presente te encuentra dirigiendo inferiores, la 7ª que participa en el torneo de la AFA, en un año especial porque Boca Unidos se sumó a las competiciones nacionales y esta categoría es una de las que mejor anduvo…
Sí, perdió en semifinales con All Boys. Creo que era la final anticipada, nos tocó cruzarnos, quedamos afuera pero dejando una imagen muy buena. Acá habíamos jugado en la primera rueda y empatamos 2 a 2. La campaña fue más que meritoria.

¿En esta etapa interesan los resultados? 
El “ABC” de la formación es tratar de no mirar los resultados; enfocarse en enseñar al chico, corregir errores; que se divierta, que disfrute del juego, relacionarse con sus compañeros, formar sociedades, no sentir esa presión extra por jugar al fútbol.
Esa es la formación más integral que se le puede dar; después, todo lo que es invisible: el concurrir a los entrenamientos, el descanso, el cuidado, hacerse un profesional chiquito para poder llegar a ser un profesional del fútbol.
A lo que apostó Boca Unidos y nosotros es darle libertad para jugar, les pedimos que jueguen, que nosotros podemos cometer errores, pero no es una visión del momento. El compromiso es de jugar; el club intentó tener una línea de juego que la reconocieron en todos los partidos que jugamos.

¿Quién baja la orden?
La planteó el coordinador de inferiores Roberto Marioni, que la intención pasa por el buen trato de la pelota, que el jugador se divierta; una línea de juego con línea de cuatro y un cinco, y del medio para arriba, la libertad de ponerlos como uno quiere.

¿Cómo vivieron la experiencia?   
La experiencia ha sido muy buena. Hemos tenido la suerte de que el club se ha tomado la precaución de ir un día antes para que los chicos se aclimaten, tengan un descanso y puedan ir a jugar el sábado a la mañana. Se les marca horarios, pautas, para ver cómo se manejan en todos los ámbitos para que comprendan lo que es una concentración de fútbol.
Los chicos han crecido en las relaciones humanas, ves cómo comparten cosas con sus compañeros, se ve lo solidarios que son. Los chicos han hecho lazos más fuertes, han crecido mucho.

Por como se están haciendo las cosas ¿creés que están por el buen camino para ver los frutos del semillero en el futuro?
Sí, creo que están en el buen camino. Han sido inteligentes porque capitalizó la experiencia de lo que conocieron con Mandiyú y Huracán. Hay cosas que hicieron bien y otras que no como la formación de juveniles y jugadores propios.
Boca Unidos intentó capitalizar con las inferiores, invertir, para que después tenga un patrimonio. Está formando sus inferiores para tener un capital propio y que no tenga que depender de salir a buscar tanta cantidad de jugadores afuera.

La Liga Correntina
¿Qué pensás de la Liga Correntina, observándola desde afuera?
Me tocó dirigir tanto a Textil Mandiyú como a Boca Unidos. No quería dirigir el año pasado, por una cantidad de cosas. He tenido problemas dirigiendo, me han agredido con policías, custodia, árbitros, denuncia policial, etcétera. Han agredido árbitros, tiran cosas de afuera, o sea, no hay una mínima seguridad para dirigir en esta Liga.

Me acuerdo cuando se presentaron los candidatos que iban a reestructurar la Liga. Se han quedado en intenciones porque el cambio ha sido muy poco. Las canchas siguen siendo las mismas; no han mejorado los terrenos de juego; hay un reglamento que hasta la última fecha están dudando cómo es el reglamento: que desciende uno, que descienden dos, que promocionan… creo que todos empiezan el campeonato sin saber cómo es el reglamento. Incluso ahora tiraron una moción de hacer un cambio sobre la marcha.

Pero no es un palo para la Liga, pasó en el torneo de inferiores AFA: se debían jugar dos ruedas y cortaron a una porque había equipos que no querían viajar. No fue claro el torneo, lo cortaron antes…
Creo que tiene que haber más canchas, pero naturalmente por la cantidad de equipos que hay. Cortan los partidos de inferiores porque el de primera empieza a las dos. A eso voy, a la desorganización, no sé si por falta de infraestructura o falta de gente idónea. Creo que debería haber canchas para inferiores y canchas para primera porque no se puede jugar todo el día en una cancha y deberían diferenciar bien el infanto juvenil de la primera.
 

Mandiyú, Textil, Huracán y Boca Unidos
¿Qué te dejó tu etapa como jugador en Mandiyú?
Jugué en Mandiyú tres años, del ’93 al ’95. Llegué a un equipo que estaba bien, sólido institucionalmente con Eduardo Seferián. Me adapté rápido, pero en un momento salió el cupo de extranjeros porque llegamos a ser nueve uruguayos en la cancha. Casi que me tuve que ir porque había sido el último extranjero en llegar. Jugué unos partidos, Seferián me compró el pase y fui el último extranjero en irme, porque después jugué en Huracán.
Seferián, cuando lo vende, reclamaba un poco de apoyo, después Mandiyú perdió cuatro partidos seguidos. Quedamos cerca del descenso y pensaba que con Estudiantes no nos íbamos a salvar. Vendió el club a Cruz (Roberto) faltando cuatro partidos; fuimos y le ganamos a Gimnasia en La Plata, empatamos con River; perdimos en Salta pero ese día descendió Estudiantes. Nos quedó Belgrano y ganamos de local.
El otro año, ya con Cruz, empezamos 12 puntos arriba del último que entraba en descenso -las victorias valían dos puntos- pero Cruz trajo seis jugadores de Laferrere y juveniles; empezó el torneo y de los 12 primeros puntos sumamos sólo uno. O sea, quedamos igual que los que peleaban el descenso. Cruz no pagaba los sueldos, se fueron jugadores como Javier Baena, Héctor Morán, Wilson Núñez y José García, entre otros, que no soportaron la situación. Ahí fue cuando no se pudo mantener la categoría.

Ahí llegó Maradona...
Vino después del Mundial 1994, como no podía jugar se vino a dirigir. Estuvo doce partidos, costó al principio pero cuando empezamos a entender la idea, a jugar un poco mejor es cuando se peleó con Cruz y se fue a Racing.

Hace unos meses, Julio Marinilli dijo que Seferián nunca abrió la jugada en Mandiyú. Que nunca le interesó formar un club social y deportivo. Que siempre fue de él y de un grupo cerrado, y que eso le impidió sobrevivir cuando se fue Cruz ¿Qué pensás al respecto?
Los uruguayos teníamos cierto trato especial, como él vive nueve meses en Uruguay, nos trajo a todos y teníamos una confianza. Un día le preguntamos por qué no formaba inferiores, un club que se sustentara en el futuro, y nos decía que quería la primera porque lo que gastaba, lo podía manejar, que si no tenía que contratar gente, a agrandarse como club, traer entrenadores, supervisores, una cantidad de personal y no sabía en cuántos años podía formar unas inferiores.
Decía que era un hombre grande y que no sabía si tenía ese tiempo para dejar funcionando una estructura. Decía “mantengo la primera, tengo una base sólida y renuevo uno o dos jugadores por año. Con eso me alcanza para lo que quiero”. Era una postura si se quiere un poco egoísta, sobre todo porque era el “hobby” de él.

Por culpa de eso, muchos simpatizantes siguen lamentando esa desaparición, siguen con ese luto eterno.  
No quedó una base sólida. No tenía sede, porque la que tenía era de Popescu (Miguel) alquilada por el club; al irse Cruz esa sede desapareció. Las canchas donde entrenaba la primera eran de TIPOITÍ; no tenía nada, ni estadio. Flotaba todo, y todo en base a la billetera de Eduardo Seferián, un hombre con mucha capacidad económica para poder definir situaciones en el momento, donde no se preocupaba por el futuro sino que él vivía el momento.

Luego aparece Textil, y más adelante regresa Deportivo Mandiyú. Para muchos persiguen el mismo sentimiento, pero ¿cómo se les explica a los de afuera esta situación?
Si será atípico que vinieron de Buenos Aires a hacer una nota con los que hemos pasado por ahí. Me tocó como jugador (Deportivo) y como técnico (Textil) pasar por los dos. La gente era la misma, seguían a Textil, hoy están divididos, pero realmente no le hizo bien al fútbol.
No sé si la solución era una fusión, parece que no había entendimiento entre un dirigente y otro, y terminaron jugando los dos un Argentino B. Lamentablemente descendió Deportivo Mandiyú, no le fue bien y se fue al descenso. Ahora está jugando la Liga, tiene su sede, su gente, pero no sé cuanto más podrá sobrevivir porque todos los clubes que sobreviven son los que tienen capacidad social, brindar algo más y ésta ser la base de lo que es un club. Después, el fútbol es lo principal, pero hay que tener una base.

Luego te quedás para jugar en Huracán
Cuando desciende Mandiyú decido quedarme en Huracán porque estaba por nacer mi hija. Tenía una oferta de Talleres de Córdoba. Me sentía cómodo y respaldado en Corrientes, conocía a la gente que manejaba Huracán como Juan Alberto Romero Brisco, su padre “Pocho” (José Antonio Romero Feris). Me dijeron que me quedara, que iban a hacer una buena campaña y que iba a ser parte de la columna vertebral.

Ante la duda y conociendo lo que era Talleres en lo institucional, decidí quedarme y creo que ese año, deportivamente, fue lo mejor que me pudo pasar. En veinte días armamos un equipo que jugaba muy bien.

Éramos pocos los que teníamos trayectoria pero los juveniles eran Gastón Sessa, Diego Capria, Gonzalo Gaitán, entre otros. Hicimos un campeonato fabuloso, creo que hicimos la mejor final de la B Nacional. Había que ir a ganar en Córdoba ante Talleres, que era un monstruo.

Encima después voy a Belgrano y estaban Cosme Zaccanti y Luis Sosa; y después llegó Josemir Lujambio, o sea que contra Talleres era otro clásico.

Ese Huracán que surgió casi de la nada, hoy se encuentra tan mal...
Creo que tampoco se buscó una solución profunda, no había que dejarlo bajar de la B Nacional. Fue una época difícil en el 2001, cuando cayó De La Rúa, hubo problemas a nivel país y no había apoyo; y a Huracán Corrientes, lejos de la realidad de Buenos Aires que es donde se maneja el fútbol, se le soltó la mano y hoy está en la “B” de la Liga Correntina.

En general, ¿cómo es la vida personal de un jugador de fútbol? 
Los jugadores de fútbol, en general, somos solitarios porque vivimos mucho tiempo solo. Viajás todo el tiempo, por ejemplo cuando mi hija tenía dos meses de vida yo me fui un mes de pretemporada. Cada quince días viajabas, te hace una vida complicada y si vas a las estadísticas, fijáte la cantidad de futbolistas que se separan. Son pocas las familias que se mantienen solas, más allá de las situaciones particulares.

En 2009 y 2010 trabajaste en radio (Metropolitana). En este momento, ¿pensás volver al periodismo?
La moda era que los técnicos entren en el periodismo deportivo. Tuve una buena etapa porque mis ex compañeros salían al aire para una nota como Ricardo Gareca, el “Gringo” Bolatti, era algo muy bueno, pero hoy volví a ser técnico de nuevo y me costaría sentarme a armar cosas otra vez y estar informado de todos los detalles.
No soy un periodista. Periodista es el que estudia, el que se dedica, yo sólo hice notas, traté de interiorizarme, pedí ayuda a la gente que estaba en el medio y me salió bien. pero periodistas son ustedes, yo soy entusiasta.